Crecer.

Centrar todos tus pensamientos en un mañana que se torna cada vez mas distante.

Donde antes veias la realizacion personal, la libertad, la felicidad, ahora no ves mas que sombras de temores eternos, miedos a errores irremediables.

Paralizados por el no saber decidir, por la trascendencia supuesta de un hecho meramente diario, temerosos del transcurrir de los días sin cambio aparente por parte de una mente que no acaba por sacarte de ahí.

Y aqui te encuentras, viendo que cada mañana haces lo mismo, que cada día pasado es un día planteado, y te asusta, y tienes miedo a no ser lo que te viste ser, y cada vez miras con la cabeza mas baja a esos días que estan por venir, por temor a que esos días se fijen en ti, en tu mirada y te interroguen acerca de su razón de ser.

Y tienes miedo.
Y te sientes estático, inamovible, eterno en un punto medio sin final.
En medio de un océano de posibilidades, metido en tu cáscara de nuez, no ves tu movimiento, no tienes referencia de un avanzar o un retroceder, todo es igual a cada instante, no varia, no se mueve, no...

No.
No es así.
Cada paso no es irremediable.
Esa decisión no es tan fatídica, nada en el mundo se va a terminar si te equivocas.
El mañana es una pequeña piedra que se va tallando con el constante roce del mar, no es el producto de un solo golpe.
No temas, no te asustes. ¿Depende de ti? Si...y no. Nada es tan sumamente eterno, nada es tan terriblemente importante. Todo llega, y ese todo te acabará poniendo en ese sitio donde una vez te viste.

Puede que las rutas no coincidan, pero si nunca dejas de mirar hacia adelante, aunque sea levemente, con la cabeza baja, sin casi poder ver, pero sin perder esa referencia, si no pierdes eso, no te perderás.
Respira. Alza la cabeza. Siéntete tu en tí, en este momento, en el presente, y mirate.

¿No lo ves?

No vas nada mal.

(Tu sensación en mis palabras)